PEPITA PULGARCITA

He estado últimamente, la terraza en la situación actual está muy bien. La comida rica y no he ido una sola vez en esté momento, he repetido, la terraza esta muy bien.

El día 9 de agosto de 2016 (ayer) decidimos dos amigas comer juntas como despedida antes de las vacaciones. El restaurante de Pepita Pulgarcita de la Pza. de Manuel Becerra fue el lugar elegido. El restaurante estaba casi vacío y, en lugar de acomodarnos en una de las mesas con su mantel blanco y sus sillas tapizadas, nos sentaron en una mesa pegada a la cocina (el lugar mas alejado de la puerta de entrada, detrás de una columna) en una sillas (no las maravillosas sillas tapizadas) tan bajas que cuando nos sentamos tuvimos ganas de pedir unos cojines para poder acceder a la mesa con facilidad. Estábamos de un humor maravilloso y desde luegos no íbamos a permitir que nadie nos fastidiase la comida asique nos sentamos dispuestas a pasar un buen rato; pero la cosa fue a peor en cada momento, hasta llegar a querer darnos gato por liebre. Si pedís ensalada tropical os recomiendo que os llevéis la salsa de casa, es tan escasa que comes solo hierva. De segundo plato pedí merluza a la plancha, me trajeron un filete de pescado con la forma de un lenguado, lógicamente dije que eso no era merluza, el camarero fue a la cocina y cuando volvió me dijo entre risas "es panga o panca, no se...." Si al encargado de las compras del restaurante le venden al mismo precio la merluza que la panga, ummm lagarto lagarto...... en algo tienen que estar engañándonos. He olvidado comentar que comimos sobre un mantel empapado de cerveza porque las cañas chorreaban mucho y en ese bar no saben lo que es un posavasos. La conclusión de todo esto es que no volveremos a Pepita Pulgarcita y aunque no he realizado una reclamación en regla le doy muy poco tiempo de vida si tratan al resto de las personas que van a comer como nos trataron a nosotras. D.E.P.