El contexto….
Villa Capri es la segunda trattoria que abre el grupo Big Mamma en Madrid, después del inconmensurable éxito alcanzado con Bel Mondo de la calle Velázquez. Y es que a pesar de que este grupo francés promotor de restaurantes italianos inició sus operaciones en el verano de 2020, su proyecto alegre y distinto encandiló a los madrileños desde el primer momento, acogiendo con entusiasmo una propuesta de cocina italiana de calidad a precios realmente interesantes. Un amplio y precioso local, su impresionante terraza en el Barrio de Salamanca y la alegría y buen rollito que transmite todo el staff (o la squadra) hicieron de la inauguración de Bel Mondo la apertura más significativa y exitosa de los últimos tiempos en Madrid.
El continente….
Un buen comienzo merece continuación debieron pensar en Big Mamma, de manera que en menos de un año han abierto Villa Capri reproduciendo el mismo concepto aunque a una escala sensiblemente menor. Se encuentra en un local en la calle Hortaleza, orillando con la Plaza de Santa Bárbara, en un local hermoso que dispone de una buena terraza, y en todos sus espacios se identifica a primera vista el toque peculiar que caracteriza a las trattorias del grupo: decoración alegre y abigarrada, mezcla atrevidas con algunos detalles que juguetean descaradamente con la estética kitsch y que alcanzan su objetivo de configurar entornos acogedores, agradables y sofisticados en los que apetece estar.



Y el contenido….
En Villa Capri se come muy bien y aún mejor si se pondera el precio que pagas en esta trattoria recién llegada al Barrio de Justicia. La receta es sencilla: partiendo de recetas clásicas italianas el chef Nicholas Amici, un romano jovial y extrovertido como mandan los cánones, elabora platos originales y sabrosos. Es una cocina basada en productos de máxima calidad, tanto italianos como locales, cocinada por buenos profesionales con oficio y experiencia y elaboraciones precisas según manda la tradición en las se incluyen interesantes variaciones.
La carta es contenida y cambia con la frecuencia de las temporadas, con un grupo dedicado a los entrantes o antipasti en la que se barajan especialidades como la stracciatella ahumada (impresionante), ahora en verano un gazpacho San Marzano realmente sorprendente o el ceviche Guevara que está para levantarle un monumento. Tres o cuatro especialidades que también cambian cada temporada y por fin las pastas frescas, hechas a diario en la propia casa y que presentan el inconveniente de que resulte difícil elegir con cuál quedarse. Y qué decir de las pizzas, sencillas y deliciosas, tanto que para muchos están entre las mejores de Madrid. Los postres, también caseros, son de lo mas resultones y refrescantes, perfectos en su cometido de abrochar con dulzura una experiencia realmente satisfactoria en Villa Capri.


