MUÑAGORRI

Vaya por delante que ésta que ha sido la última vez que elijo Muñagorri resulto muy buena en líneas generales salvo por una circunstancia que es la que me ha decidido a escribir, y no volver a pisar el establecimiento. Una cena de picoteo entre semana con una visitante extranjera a la que queríamos mostrar un buen lugar en Madrid acabó siendo un asalto con agravante de nocturnidad y alevosía. Pedimos cuatro raciones para compartir (salmorejo, croquetas, jamón y alcahofas) y el camarero que nos atendió nos dijo que suele aconsejar a los clientes dos platos que gustan mucho para completar, un "sapito" en preparación que creo es a la donostiarra (horno y ajada) y una chuleta de vaca vieja. Aquello sonaba razonable, y la verdad es que ambos platos nos gustaron a todos. El camarero del consejo, cordial y con actitud de no haber roto un plato en su vida, menudo y amable, es en realidad un depredador peligrosísimo, que oculta detrás de esa apariencia inofensiva las maneras de un auténtico killer de comedor. El sapito en cuestión, suficiente para que cinco comensales probaran su sabor, resultó que sumaba en la cuenta final un precio de 50 €. La chuleta de vaca vieja, bastante buena pero algo escasa si fuera compartida por dos personas, 47. Cada cual es muy libre de cobrar lo que estime oportuno en su negocio, pero señores de Muñagorri, no es de recibo sugerir platos que no están en la carta sin avisar de lo grotesco de su precio. Si me hubieran avisado, desde luego no habría aceptado. Y si se hace, meter la estocada al cliente confiado, lo menos que puede pasar es que no vuelva a pisar el restaurante, ni desde luego recomendarlo sino más bien todo lo contrario, es decir, avisar a todo el que le pregunte sobre los riesgos que se asumen en Muñagorri, desde mi punto de vista inaceptables. Lo dicho, no volveré jamás, ni lo recomendaré a nadie.

Hemos conocido Muñagorri a través de la barra, cena de picar con amigos. Todo lo que tomamos estaba bueno. Rico el steak tartar y el foie, algo más flojas las croquetas. Bien puesto y bien servido, nos pareció tirando a caro, pero es cierto que hay calidad. De vez en cuando se puede volver, pero hay mejores barras por la zona.