El servicio desmotivado, olía al ambientador del Honky Tonk y el precio del plato (10 euros o más) se justificaba por el tamaño (una hamburguesa rodeada de medio kilo de patatas fritas -congeladas- o un pollo al curry para alimentar a una familia).
La hamburguesa pesadísima, toda una tarde de digestión, y el pollo al curry ni fu ni fa…
El ambiente soso, sin carácter. Eso sí, me gustó mucho la lámpara con forma de luna.
Nada del otro mundo…